Natación para bebés: beneficios y cuándo iniciar

Realizar una actividad física de manera habitual fomenta el desarrollo físico, mental, psicológico y social de los pequeños. La natación, en particular, “contribuye a que los bebés duerman mejor, al fortalecimiento de su sistema inmunológico y cardiorrespiratorio y a mejorar su tono muscular, entre otros beneficios”, explica Verónica Itzel Curiel Hernández, directora técnica corporativa del área de natación de Acuática Nelson Vargas.

Promover desde la infancia la actividad física es relevante para evitar enfermedades, prevenir el sobrepeso y la obesidad, y contribuir a la salud mental, señala el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia UNICEF, en el documento “La actividad física en niñas, niños y adolescentes. Prácticas necesarias para la vida”.

De acuerdo con el libro La natación para bebés, de Beatriz Esesarte y Lourdes Cisneros, esta actividad:

  • La natación para bebés ayuda a mejorar la coordinación, ya que provee al bebé de posibilidades de ejercitación, equilibrio y balance que enriquecen su desarrollo y preparan para habilidades posteriores.
  • Provoca que una niña o niño esté más consciente de sí mismo y de lo que le rodea, debido a la estimulación temprana del sistema neurológico y el placer que obtiene de la libertad de movimiento por la interacción con la gravedad.

Matronatación: nadar con mamá o papá

Los bebés pueden comenzar a practicar natación a partir del año de edad para empezar a acercarlos al ambiente acuático: “mientras más pequeños estén, más fácil será su adaptación”, explica Curiel Hernández, instructora certificada en natación.

La experta comenta que existen programas como la matronatación, que consiste en el desarrollo de la autonomía en el agua del bebé, quien siempre estará acompañado de mamá o papá, bajo la guía de un instructor.

Esta actividad permite al bebé y a los padres tener un momento especial y estrechar lazos afectivos: “es una alternativa para que padres e hijos puedan convivir y pasar tiempo juntos, lo que a veces no se puede debido al ajetreo y acelere cotidiano”, enfatiza Curiel Hernández.

La natación para bebés es una actividad lúdica. “El agua provee la estimulación motriz que da posibilidad de contacto y desarrollo basado en la alegría del movimiento y el tacto. Proporciona a papás y mamás un contacto más intenso y útil con sus hijos, a la vez que mejora el desarrollo del bebé”, sugieren Beatriz Esesarte y Lourdes Cisneros.

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¿Y si mi bebé llora?

Exponer a un bebé al ambiente acuático no debe ser algo traumático. Habrá algunos que lloren en su primera clase y otros que se adapten desde el primer día. Si a un pequeño le está costando trabajo será necesario respetar su ritmo y ganarse su confianza, señala Curiel Hernández.

La natación para bebés también es un acercamiento al ambiente acuático a través de juguetes, cantos y dinámicas divertidas. Por medio del juego, los bebés lograrán desplazamientos cortos, alcanzarán la orilla y manejarán el equilibrio. De igual manera, lograrán:

  • Reconocimiento de la alberca.
  • Flotación y desplazamientos.
  • Patada y brazada.
  • Desplazamientos de crol y dorso.
  • Clavados sencillos.

Para la Asociación Americana de Pediatría (AAP), la natación es una actividad que también debe estar encaminada a la enseñanza de “supervivencia en el agua” y de habilidades para que un niño pueda salir de ella, si por alguna razón termina en ésta de forma inesperada.

Las clases de natación pueden reducir los índices de ahogamiento, pero ni las mejores clases harán que una niña o niño sea “infalible”, por eso nunca debes dejarlos solos o al cuidado de otro menor cuando están en la tina o cerca de una piscina, recomienda la AAP.

El ahogamiento continúa siendo la tercera causa principal de muertes accidentales relacionadas con lesiones entre los niños de 5 a 19 años. En el 2017, cerca de mil niños fallecieron por ahogamiento, y 8 mil 700 visitaron urgencias debido a un incidente relacionado con el ahogamiento.

Asociación Americana de Pediatría.

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