En una hora tu lactancia puede ser más exitosa

Por Educadora perinatal Jimena Guarque

Imagínate por un momento estar en el útero de tu madre unas horas antes de tu nacimiento. De regreso al origen ¿qué verías y escucharías? Tonos rojos, naranjas traslúcidos. Tus manos frente a tus ojos, tus pies… ¿Sabrías que estás de cabeza? Jugueteas con el cordón umbilical que sale de tu ombligo.

Estás en un ambiente líquido, así que los sonidos son como a través del agua. La voz de tu mamá y el latido de su corazón son una constante. Ya has crecido mucho, así que no tienes mucho rango de movimiento. De hecho estás apretado, ya casi no te puedes estirar… ¡Pum! De pronto sientes un empujón que viene desde tus pies y te deslizas poco a poco hacia un lugar más apretado… Después de mucho tiempo de empujones y descansos, pasas por una especie de túnel, tu cabeza asoma al mundo seguida de todo tu cuerpo. De pronto, algo se infla dentro de ti, son tus pulmones que súbitamente meten aire a tu cuerpo para después sacarlo en forma de llanto. Alguien te abraza, ¡es tu mamá! ¿Cómo te gustaría que continuara la historia a partir de aquí?

  1. Una luz blanca te deslumbra mucho. Alguien te aleja de tu mamá, te limpia, te pesa, te mide, te envuelve en una manta que no te deja mover los brazos. Te llevan de vuelta a tu mamá. Te colocan en sus brazos, ella te da un beso y te acercan a su pecho. No puedes tocarla, pero te gusta estar junto a ella, su aroma y su voz. Súbitamente te alejan de nuevo para llevarte a una cuna en donde pronto recibirás una mamila de fórmula.
  1. Te colocan desnudo sobre la piel de tu mamá, en su pecho y los tapan con una manta. El ambiente está en penumbras así que puedes abrir los ojos y mirar este nuevo mundo. Estás contenido por sus brazos escuchando cómo te habla y el latido de su corazón. El ambiente alrededor es silencioso, apacible. Tienes tiempo para olerla, tocarla, explorarla, dormir unos minutos y volver a la búsqueda de tu nueva fuente de alimentación: su pecho.

60 minutos que valen oro

Quise que volvieras al momento de tu nacimiento para hacerte dimensionar la importancia del entorno en que se recibe a un bebé. Y es que está documentado científicamente que algo que parece tan sencillo como permitir el contacto entre mamá y bebé en su primera hora de vida puede propiciar una lactancia más exitosa.

La Organización Mundial de la Salud recomienda colocar al bebé desnudo en el pecho de su madre inmediatamente después de su nacimiento (ya sea por parto o cesárea) e idealmente durante una hora. Este simple protocolo promueve varios beneficios:

  • Que tu bebé reciba tu calostro, o líquido dorado, lo antes posible. Esta primera leche amarilla y pegajosa es un concentrado de nutrientes y agentes inmunológicos que reducen el riesgo de los padecimientos más comunes en los recién nacidos (diarreas y enfermedades respiratorias).
  • Los bebés que están piel con piel son más propensos a prenderse exitosamente al pecho de su mamá durante su primera toma, según cinco estudios en 575 mujeres recopilados por la biblioteca Cochrane.
  • Que aumente la probabilidad de mantener una lactancia materna exclusiva (sin suplementar con fórmula) durante los primeros seis meses de vida del bebé.
  • Que se incremente la duración total de la lactancia. Las madres que tuvieron contacto piel con piel con sus bebés amamantaron en promedio 60 días más, según seis estudios en 264 mujeres revisados por Cochrane.
  • Que tu bebé interactúe más contigo y llore menos, fomentando así el apego entre ustedes.

Las madres que tuvieron contacto piel con piel con sus bebés amamantaron en promedio 60 días más.

Lactancia, ¿y si no se puede?

Cada vez más hospitales están modificando sus protocolos para permitir al bebé tener una transición más amigable a la vida extrauterina a través de medidas como el apego e inicio inmediato de la lactancia. Te invito a que revises con el hospital donde tendrás a tu bebé, con el ginecólogo y el pediatra neonatólogo qué manejo tendrán en tu parto para que, de ser posible, propicies este contacto. En caso de que no sea posible estar con tu bebé la primera hora, ya sea por protocolos del hospital, del doctor o porque tú estarás en recuperación, puedes:

  • Pedir a papá, abuelo o a otro acompañante pasar tiempo piel con piel con tu bebé.
  • Pedir estancia conjunta con tu bebé (que duerma en tu cuarto).
  • Pasar el mayor tiempo posible con tu bebé pegado al pecho cuando te lo lleven al cuarto.

No te agobies si no puedes aplicar todas las medidas. Aun cuando solo apliques una, sumarás al proceso de adaptación entre ustedes, que continuará cuando estén juntos en casa.

Recuerda que cada lactancia es tan variada como son las circunstancias y que no se trata de ser perfecta sino de disfrutar el proceso.

Cada vez más hospitales están modificando sus protocolos para permitir al bebé tener una transición más amigable a la vida extra uterina a través de medidas como el apego e inicio inmediato de la lactancia.

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