Por Educadora perinatal Jimena Guarque
Imagínate por un momento estar en el útero de tu madre unas horas antes de tu nacimiento. De regreso al origen ¿qué verías y escucharías? Tonos rojos, naranjas traslúcidos. Tus manos frente a tus ojos, tus pies… ¿Sabrías que estás de cabeza? Jugueteas con el cordón umbilical que sale de tu ombligo.
Estás en un ambiente líquido, así que los sonidos son como a través del agua. La voz de tu mamá y el latido de su corazón son una constante. Ya has crecido mucho, así que no tienes mucho rango de movimiento. De hecho estás apretado, ya casi no te puedes estirar… ¡Pum! De pronto sientes un empujón que viene desde tus pies y te deslizas poco a poco hacia un lugar más apretado… Después de mucho tiempo de empujones y descansos, pasas por una especie de túnel, tu cabeza asoma al mundo seguida de todo tu cuerpo. De pronto, algo se infla dentro de ti, son tus pulmones que súbitamente meten aire a tu cuerpo para después sacarlo en forma de llanto. Alguien te abraza, ¡es tu mamá! ¿Cómo te gustaría que continuara la historia a partir de aquí?
Quise que volvieras al momento de tu nacimiento para hacerte dimensionar la importancia del entorno en que se recibe a un bebé. Y es que está documentado científicamente que algo que parece tan sencillo como permitir el contacto entre mamá y bebé en su primera hora de vida puede propiciar una lactancia más exitosa.
La Organización Mundial de la Salud recomienda colocar al bebé desnudo en el pecho de su madre inmediatamente después de su nacimiento (ya sea por parto o cesárea) e idealmente durante una hora. Este simple protocolo promueve varios beneficios:
Cada vez más hospitales están modificando sus protocolos para permitir al bebé tener una transición más amigable a la vida extrauterina a través de medidas como el apego e inicio inmediato de la lactancia. Te invito a que revises con el hospital donde tendrás a tu bebé, con el ginecólogo y el pediatra neonatólogo qué manejo tendrán en tu parto para que, de ser posible, propicies este contacto. En caso de que no sea posible estar con tu bebé la primera hora, ya sea por protocolos del hospital, del doctor o porque tú estarás en recuperación, puedes:
No te agobies si no puedes aplicar todas las medidas. Aun cuando solo apliques una, sumarás al proceso de adaptación entre ustedes, que continuará cuando estén juntos en casa.
Recuerda que cada lactancia es tan variada como son las circunstancias y que no se trata de ser perfecta sino de disfrutar el proceso.
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