Cuando te conviertes en mamá enfrentas una serie de expectativas de tu familia, de pareja, de la sociedad. Te hacen creer que mantener todo bajo control y guardarte lo que sientes es sinónimo de fortaleza. Poco se habla de las emociones tras dar a luz y, mucho menos, de la depresión posparto.
La maternidad te transforma. La llegada de una vida que depende 100% de ti puede ser abrumadora, en especial al pensar que ya no serás la misma de antes. Si a eso le sumas los cambios de tu cuerpo tras el parto, así como el sube y baja de emociones causado por las hormonas, terminas percibiéndote muy vulnerable.
Muchas mujeres experimentan tristeza después del nacimiento de su bebé. Pueden tener cambios de ánimo, sentirse ansiosas, abrumadas, sufrir crisis de llanto, pérdida de apetito o dificultad para dormir. Estos sentimientos suelen desaparecer en unos días o a la semana de tener al bebé y se les conoce como baby blues o tristeza posparto.
Sin embargo, los síntomas de la depresión posparto duran más tiempo y son más graves. La National Library of Medicine explica que la nueva mamá puede sentirse sin esperanzas y poco útil, lo que ocasiona desinterés por su hijo.
Te recomendamos: Durante la lactancia se produce un flechazo de amor entre mamá bebé
Montaña rusa de emociones
Por miedo a ser juzgadas, muchas mamás se guardan sus emociones y no se habla de la depresión posparto. Para Ani Cuartas, consultora en lactancia, “la maternidad es una montaña rusa de emociones en la que cuando nace tu bebé, por una parte, estás feliz, pero también te rondan los pensamientos de que ya no serás la misma”.
“La gente te dice: fuiste mamá, la bebé está sana. ¿Por qué lloras? ¿Por qué no estás feliz? ¿Por qué extrañas tu vida anterior? Te sientes como en un estadio y todas las luces te están mirando, ante cualquier falla te señalan. Es un proceso del que muy pocas hablamos pero es muy importante decirlo, la maternidad es una montaña rusa, llena de emociones”.
Ani cuenta que el amor por tu hijo es “el más grande que puedes sentir en el planeta”, pero convertirte en mamá implica una reorganización de tu dinámica y tener en cuenta que tu vida no volverá a ser igual.
“Son cosas normales que nos pasan por el cambio hormonal y por el duelo, aunque suene fea la palabra. Es un duelo porque nuestra yo de antes muere y empieza una nueva yo… Ver a tu hijo nacer, tenerlo en los brazos es lo más divino que le puede pasar a uno como mujer, pero si pasas por muchos cambios hormonales, físicos y psicológicos”.
¿Qué es la depresión posparto?
Se trata de un trastorno mental afectivo severo. Sus principales síntomas son tristeza, altos niveles de cansancio, trastornos del sueño y altos niveles de cortisol, detalla la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La depresión posparto es más común de lo que crees, ya que 1 de cada 7 mujeres pasan por ella durante el primer año de vida de su hijo, según la American Academy of Pediatrics, mientras que en México se estima que el 23% de las mamás la padecen, revelan datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
Recuerda que la depresión posparto no es un signo de debilidad o de ser mala madre sino que es parte del cambio que pasas cuando nace tu bebé.
No te pierdas: Qué esperar cuando se está esperando de Heidi Murkoff: “Detente y huele a tu bebé”
Causas
Aunque no existe una sola causa de la depresión posparto, Mayo Clinic comenta algunos factores que contribuyen:
- Cambios físicos: Tras el nacimiento de tu hijo hay una caída de niveles de estrógeno y progesterona. Además, la disminución de las hormonas producidas por la tiroides puede generar cansancio, pereza y depresión.
- Problemas emocionales: Cuando no has dormido y te sientes abrumada te puede ser difícil lidiar con las situaciones cotidianas, lo cual te hace dudar de tu capacidad de cuidar a tu recién nacido, sumado a que te sientes menos atractiva y la sensación de pérdida de identidad o control de tu vida pueden contribuir a la depresión posparto.
No te pierdas: Sexo postparto: ¿Cuándo puedes tener relaciones?
¿Cuándo pedir ayuda?
Mayo Clinic recomienda que si los síntomas persisten y toman estas características:
- No desaparecen después de dos semanas
- Empeoran
- Te dificultan el cuidado de tu bebé
- Te dificultan completar las tareas diarias
- Incluyen pensamientos acerca de lastimarte a ti o a tu bebé
Debes acudir con un especialista para que te den un tratamiento adecuado.
