Jugar al aire libre impacta positivamente en nuestros niños y niñas

Por Nonantzin Martínez

Ese tiempo que veíamos tan lejano de que nuestros pequeños traviesos volvieran a salir a los parques y a las calles para jugar, ya es posible en esta nueva realidad. Eso sí, debemos seguir tomando las medidas necesarias de cuidado e higiene: uso de cubrebocas, sana distancia y limpieza y/o lavado frecuente de manos, pues la pandemia aún no termina.

Ver a los niños y niñas correr, andar en bici o en patines, subirse a resbaladillas y columpios en los espacios abiertos nos devuelve la esperanza de que el mundo se encamina hacia mejores tiempos.

Y aunque en estos meses de emergencia sanitaria los pequeños se han mostrado resilientes, era ya muy necesario que retomaran los entornos naturales para jugar –aunque no con la frecuencia de antes y dependiendo de las necesidades y decisiones de cada familia–, ya que jugar al aire libre impactan positivamente en su desarrollo físico, cognitivo, emocional y social. Aquí, algunos de sus beneficios: 

  • Se activan físicamente. El ejercicio permite a nuestros hijos mantenerse en forma y alejarse del sedentarismo que, debido al confinamiento, ha estado presente en el día a día con las clases virtuales y videojuegos. Al salir con la bici o subirse a los juegos infantiles, promovemos el movimiento de su cuerpo, el cual, junto con una alimentación balanceada, evita la aparición de enfermedades como sobrepeso u obesidad. 

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  • Desarrollan su curiosidad y asombro. Al entrar en contacto con la naturaleza, los niños descubren nuevos mundos, investigan de qué tratan, se asombran ante lo que pasa a su alrededor y llegan a conclusiones derivadas de la observación.
  • Son más autónomos. En los espacios abiertos, no los limitan las cuatro paredes de casa, y esto los vuelve más libres e independientes, aprenden a tomar decisiones y a resolver problemas por sí mismos.
  • Ponen en práctica habilidades sociales. En el parque, los chicos hacen amigos con quienes conversan y se ponen de acuerdo para jugar, lo cual los prepara para tener una mejor comunicación, trabajar en equipo y ser tolerantes.  
  • Aprenden a respetar la naturaleza. Cuando nuestros hijos e hijas están en contacto con la naturaleza empiezan a ser más empáticos y cuidadosos con plantas y animales.
  • Tienen una exposición al sol. Recibir los rayos de sol es necesario para que puedan sintetizar la vitamina D, para que sus huesos asimilen el calcio. Eso sí, deben usar protector solar y gorra y hacerlo a horas de menor radiación

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