Niños quisquillosos para comer

Hay etapas en la vida de los niños en las que no les gusta el sabor, la forma, el color o la textura de determinados alimentos. También es común que les guste algo un día pero al día siguiente ya no; que rechacen nuevos alimentos y que coman más o menos día tras día. Si tu peque es parte del club de los niños quisquillosos para comer, esta nota es para ti.

Todo esto sucede porque ser quisquilloso con la comida es parte del desarrollo de los niños. Es una forma de explorar su entorno y afirmar su independencia. Y también se debe a que el apetito de los niños sube y baja según cuánto crezcan y qué tan activos sean.

No te angusties, cada niño tiene su etapa melindrosa.
No te angusties, cada niño tiene su etapa melindrosa. Foto: Envato Elements

Un niño pequeño que se niega a probar alimento nuevo la mitad de las veces que se lo ofreces es quisquilloso con la comida. Casi la mitad de todos los pequeños se ajustan a esta descripción, por lo que no es de sorprender que los problemas con la comida sean una fuente de estrés para los padres.

Muchos se preocupan por los hábitos alimenticios de sus hijos y les inquieta que su peque no coma lo suficiente. Establecer patrones de alimentación saludables es importante para evitar problemas como la obesidad y los trastornos alimentarios más adelante en la vida. Varias estrategias pueden ayudar a tu hijo a aceptar una gama más amplia de alimentos.

Aquí te presentamos algunas:

1

No demores la introducción de alimentos “grumosos” a los niños pequeños

Como parte de un estudio, los investigadores de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, descubrieron que retrasar la introducción de los alimentos con más grumos puede contribuir a ser más quisquillosos con la comida.  Los alimentos grumosos son semisólidos, como pequeños trozos de vegetales blandos cocidos o alimentos que se trituran con un tenedor.

El estudio se centró en un grupo de bebés que no comieron papillas con grumos antes de cumplir 10 meses o más. La investigación reveló que uno de cada cinco eran comedores quisquillosos a la edad de 15 meses. En comparación con los bebés a los que se les ofrecieron alimentos con grumos entre los 6 y los 9 meses, los bebés quisquillosos tenían el doble de probabilidades de tener preferencias alimentarias muy limitadas y más probabilidades de no cambiar su alimentación de bebé mucho después de su primer cumpleaños.

En conclusión, esta investigación sugiere que darle a tu bebé muchos alimentos grumosos o masticables entre los 6 y los 9 meses ampliará su interés en los alimentos y reducirá la probabilidad de que se ponga quisquilloso más adelante.

2

No te desanimes si tu pequeño rechaza la comida

Es muy posible que debas ofrecerle solamente un alimento 10 veces o más antes de que tu bebé decida comerlo. Sin embargo, alrededor de la mitad de los padres solo lo intentan 2 o 3 veces antes de dejar completamente de lado ese alimento.

3

Los padres también pueden ser quisquillosos con la comida

Los niños aprenden comportamientos de sus padres. Las investigaciones indican que, si bien entre el 25 y el 50 % de los niños pequeños son quisquillosos con la comida, alrededor de una cuarta parte de ellos tienen padres que han admitido que también son quisquillosos con la comida hasta ahora en su edad adulta.

Si se evitas un grupo de alimentos, tu hijo lo notará e imitará tus reservas. No limites la variedad de alimentos de tu peque solo a los alimentos que a ti te gustan. Los gustos de su hijo podrían ser diferentes a los tuyos y tal vez simplemente le estés sirviendo alimentos que no le gustan.

4

Alimentación y crecimiento

Casi la mitad de todos los padres están preocupados de que su hijo no esté comiendo lo suficiente. A menos que estén enfermos, un niño pequeño nunca se morirá de hambre voluntariamente. Si tu hijo se ve sano y tiene mucha energía, está comiendo lo suficiente. Si todavía estás preocupado, vigila la cantidad de comida que ingiere durante el día. Los niños tienden a andar picoteando todo el día en lugar de hacer 3 comidas al día como los adultos. Te sorprenderás de cuánto va sumando todo ese picoteo.

¡Además tu pequeño podría estar muy ocupado y no quiera hacer una pausa a comer! Procura que las comidas y las horas de las comidas sean cortas.

Para mayor tranquilidad, consulta las tablas de crecimiento y peso de tu hijo y habla con su pediatra. Ten en cuenta que tu peque está creciendo más lentamente, por lo que la cantidad de comida que necesita es menor.

5

Mantén la calma

Los padres que se sienten preocupados por los hábitos alimenticios de sus hijos pueden tratar de forzar o engatusar a sus hijos para que coman sus comidas. Si tu hijo se resiste, la hora de comer puede volverse una gran batalla. Evita que la comida se convierta en una lucha de poderes. Te recordamos que tu peque nunca se morirá de hambre voluntariamente. Los niños son muy buenos para juzgar sus señales de hambre y saciedad.

Y por favor, ¡las amenazas, regaños y gritos solo causarán un gran drama entre tu peque y tú!

Foto: Envato Elements

Los pequeños y grandes sobornos con caramelos, chocolates, galletas, leche o postres solo le enseñarán que esos productos son mejores que la comida que le ofreces, lo que aumenta las probabilidades de que se niegue a comer o probar cosas nuevas.

Comer es una actividad social muy importante y los niños aprenden habilidades sociales básicas cuando comen con otros.
Comer es una actividad social muy importante y los niños aprenden habilidades sociales básicas cuando comen con otros. Foto: Envato Elements

¿Cómo puedes hacer de la hora de la comida un momento de felicidad y no de lágrimas?

  • Pídele a tu hijo que te ayude a preparar la comida. Es más probable que coma algo que ayudó a preparar.
  • Establece hábitos regulares para comer, como poner siempre a tu nene en su silla alta o comer en la misma mesa.
  • Ofrece una variedad de alimentos coloridos en el plato y permite que él elija lo que comerá de allí.
  • Fomenta la autoalimentación y la exploración de los alimentos desde temprana edad. No te preocupes por el desorden. Los niños aprenden sobre la comida a través del tacto y del gusto.
  • Ofrece alimentos alternativos de cada grupo de alimentos. Por ejemplo, si a tu peque no le gusta el queso, puede comer yogur.
  • Al final del tiempo planeado para la comida (no más de 20 a 30 minutos), retírale el plato sin hacer ningún comentario. Si no comió mucho, dale un refrigerio saludable un poco más tarde o espera hasta la próxima comida.
  • Enseña a tu peque dónde están los refrigerios saludables para que él vaya por uno por su cuenta. Asegúrate de que sean sanos y de fácil acceso. Sin embargo, siempre debe haber alguien que lo supervise mientras come para evitar cualquier riesgo de asfixia.  Enséñalo a comer sentado, no corriendo.
  • Adáptate a los hábitos alimenticios de tu pequeño; quizás parte del problema sea tratar de obligar a su hijo a comer como un adulto. No olvides que su estómago es pequeño. Demasiados tragos de leche o jugo pueden estar llenándolo. Así que trata de reducir la cantidad de líquido que bebe y el agua simple es la mejor opción.

¿Quieres algunas ideas? Te dejamos estas recetas para niños de un año en adelante:

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