Los niños que aman a los dinosaurios son más inteligentes

Tiranousaurio Rex, Velociraptor, Braquiosaurio, Iguanodonte, Protoceratops, Gallimimo, Espinosaurio, Parasaurolofus… ¿Estos nombres te suenan como de otro planeta pero tu hijo los conoce a detalle? ¡Felicidades! Está comprobado que los niños que aman a los dinosaurios son más inteligentes. 

La forma como algunos temas cautivan a los niños es extraordinaria. No solo ocurre con los dinosaurios, hay algunos pequeños que son fanáticos de los autos, de los insectos, de las flores, de las estrellas.

De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Indiana y la Universidad de Wisconsin, a esta conducta apasionada se le conoce como “intereses intensos” y es sumamente productiva. 

De los dinosaurios y otros intereses Intensos

El gusto desbordante por ciertos temas despierta la curiosidad de los niños, hace que de forma auténtica tengan ganas de aprender. Solos, sin presiones, se ponen a investigar, analizar y explorar lo que les despierta interés. 

Esa fascinación, por ejemplo a los dinosaurios, los hace aprenderse todos los nombres de las diferentes especies. Pueden explicar sus características, hábitat, métodos de supervivencia, si son herbívoros, carnívoros o el periodo al que pertenecen. 

El conocimiento y la retención que logran de la información que les gusta son elevadísimos. Los niños con intereses intensos siempre andan en busca de más datos para incorporarlos a su archivo personal, lo que potencia su capacidad de memorizar, de fijarse en los detalles, de desmenuzar las explicaciones. En definitiva, un niño obsesionado por los dinosaurios, o cualquier otro tema, se vuelve más inteligente. 

El interés intenso de la infancia suele ir desde los dos hasta los ocho años de edad, pero bien cultivado podría durar décadas o incluso toda la vida. Lo mejor es que los niños absorben conocimiento sin darse cuenta, lo hacen de forma entretenida, dinámica, sencilla, como debería ser todo el aprendizaje. 

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Beneficios de la obsesión a los dinosaurios

Kelly Chen, psiquiatra de la Universidad de Johns Hopkins en Estados Unidos, indica que los niños que poseen intereses intensos suelen ser más abiertos, seguros, con mejor desarrollo cognitivo y autoestima, pues su afición les ayuda a incrementar su confianza.

Chen, quien también es terapeuta, indica que solo un tercio de la población infantil genera cierto interés o fascinación por algo. Los temas que más curiosidad causan en los niños son los coches, los aviones y los trenes, pero es la pasión a los dinosaurios la que más ayuda a estimular las funciones cerebrales y cognitivas.

Entre otros beneficios se incluyen:

  1. Los niños se vuelven persistentes y aprenden a focalizar su esfuerzo hacia una meta.
  2. Desarrollan mayor capacidad de atención. 
  3. Se profundiza la habilidad de procesamiento de información.
  4. Estimulan habilidades del pensamiento complejo.
  5. Aprenden mejor y se vuelven más listos.
  6. Adquieren nuevos conocimientos culturales y científicos. 
  7. Se potencia su capacidad cognitiva y memorística. 
  8. Incrementan el nivel de vocabulario.
  9. Aumenta la confianza, motivación y el interés de exploración. 
  10. El estudio sugiere que la forma en que los niños estudian a los dinosaurios (o el tema de su interés) les ayuda a desarrollar estrategias para abordar los problemas a lo largo de sus vida.
El amor por los dinosaurios también estimula la creatividad. Foto: PxHere
El amor por los dinosaurios también estimula la creatividad. Foto: PxHere

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El niño que corrigió a un museo

La especialización de los niños por su tema es tanta que hasta pueden convertirse en expertos y algunos son capaces de corregir hasta a personas adultas o incluso museos. Ese fue precisamente el caso de un pequeño que descubrió un error en la clasificación de los dinosaurios en el Museo de Historia Natural en Londres.

Sus padres lo habían llevado de excursión y el niño, tras leer las etiquetas de clasificación de los dinosaurios, encontró que había una que no era correcta. Un ejemplar había sido clasificado como Oviraptor (ladrón de huevos), cuando en realidad era un Protoceratops (primera cara con cuernos). 

Sus papás informaron del error a los supervisores. Al principio no le creyeron, pero después de unos días los contactaron para agradecer la ayuda, pues el niño estaba en lo correcto. ¡Sorprendente!

A los niños fanáticos de los "dinos" nada se les escapa. Foto: Piqsels
A los niños fanáticos de los “dinos” nada se les escapa. Foto: Piqsels

El paleontólogo Kenneth Lacovara, que en 2005 descubrió un dinosaurio herbívoro gigante en el sur de la Patagonia al que denominó Dreadnoughtus, fue un niño con interés intenso que le duró hasta la edad adulta. Así explica su pasión:

“Creo que en el caso de muchos de estos niños es su primera experiencia de dominio de un tema, de ser experto en algo y dominar algo que sus padres, su entrenador o su médico no sabe. Los hace sentir poderosos. Su papá puede nombrar a tres o cuatro dinosaurios y él o ella puede nombrar a 20, así que parece una auténtica autoridad”.

La mayoría de las veces los intereses intensos duran durante la infancia y se van diluyendo. Dure lo que dure ese gusto les ayuda mucho, así que si tienes un hijo aficionado a los dinosaurios, excelente, tiene una probabilidad alta se ser más inteligente que el promedio. 

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