¿Qué hago si se le “rompe” un diente a mi hijo?

Por Alejandra Reyes

Conforme crecen nuestros hijos, atesoramos esos momentos en los que poco a poco empiezan a explorar su entorno, a descubrir nuevas habilidades y juegos. Lo que no nos esperamos, pero que puede pasar, son las caídas o accidentes que podrían provocarles un traumatismo dental. Obviamente es poco probable que sepamos qué hacer si se le rompe un diente. 

Ulises Fernández Galván, cirujano dentista con especialidad en Odontopediatría por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la Clínica Muelitas, explica que los traumatismos dentales son lesiones en los dientes y de los tejidos de soporte del diente y otras áreas de la boca como consecuencia de un golpe, caída, accidente o deportes extremos: “son más frecuentes en la niñez, suelen afectar a uno o pocos dientes, en la dentición de leche o en la  permanente y no siguen un patrón predecible respecto a su intensidad o extensión”. 

Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que aproximadamente un 20% de las personas sufren traumatismos dentales en algún momento de su vida. En el caso de México, la prevalencia es de 28.4% en las edades entre 3 y 13 años de edad.

Las caídas ocurren con mayor frecuencia en el hogar y el grupo de edad inferior a cuatro años es el más vulnerable a los traumatismos dentales.

Revista de Odontopediatría Latinoamericana.

Mejor, estar preparados

Los accidentes nos pueden sorprender en cualquier momento y por ello tenemos que estar preparados para prevenir cualquier eventualidad con los hijos. Estas son las recomendaciones que nos hace el Dr. Fernández Galván:

  • Estar siempre al pendiente de los pequeños y no dejarlos solos, sobre todo de aquellos que no tienen la suficiente habilidad psicomotriz o que son muy aventurados, pues son los que tienen mayor riesgo de un evento traumático.
  • Revisar si en casa existen desniveles, escaleras improvisadas, conexiones eléctricas sin protección, objetos que interfieran el paso, piezas pequeñas de juguetes de fácil acceso y medicamentos o sustancias de limpieza al alcance de todos.
  • Reacomodar muebles u objetos con elementos con ángulos agudos. Se recomienda que en esas zonas peligrosas sean reforzadas con esponjas.
  • Tener mucho cuidado cuando las acciones de rutina cuando se hacen rápido o con poca paciencia. 

Y si desafortunadamente se le rompió un diente a tu hijo:

  • Trata de mantener la calma (aplica también para el pequeño) para que su atención sea más sencilla y oportuna.
  • Recaba la mayor información posible para que se la des al momento de ver al especialista:
    • ¿Qué le sucedió?
    • ¿Con qué se golpeó?
    • ¿A qué hora le sucedió?
    • ¿Dónde le sucedió?
    • ¿Hubo pérdida de la conciencia? (si fue así, cuánto tiempo duró)
    • Si el niño sangró y por dónde sangró (para aportar datos en caso de una fractura más compleja)
    • ¿Hubo vómito? ¿Fue en proyectil o un escurrimiento?
    • Si el accidente fue en la tierra, en el jardín, en la calle, en el piso de una habitación, etc.
  • Si el diente se cayó entero, junto con la raíz, hay que colocarlo en un medio líquido como leche, agua o en la misma boca.
  • Lleva al pequeño de inmediato con un especialista en odontopediatría. Las posibilidades de éxito dependerán de una atención oportuna. 

Dependiendo de la edad y de la dentadura del paciente –definitiva o temporal– será el tratamiento a seguir. Hay que considerar que no solo puede haber pérdida dental, sino también condiciones en los que la pieza dental cambie de color. 

Actualmente los traumatismos dentales constituyen la segunda causa de atención odontológica y pediátrica –después de la caries–. El tratamiento de las lesiones de los dientes presenta no solo dificultad diagnóstica, sino también de cuidados preventivos.

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