La tía Gis: Felices por el nuevo bebé pero…¿y la mamá?

Eso de tener al nuevo sobrino en casa es de lo más feliz del mundo: visitas, regalos, todos queriendo cargar al niño, hasta turno esperamos pero… ¿qué pasa con la mamá?

Mientras todos estamos volcados con la felicidad que nos causa el nuevo integrante de la familia, dejamos un poco de lado a las mamás. Por ejemplo, mi hermana tuvo un parto de cesárea, lo que complicaba un poco más pues la recuperación es larga y dolorosa. Si a eso le agregamos el atender al bebé, bañarlo, alimentarlo, cargarlo, cambiarlo y todo lo que conlleva, ¡es una gran hazaña!

Después de unos días de tener al nuevo bebé en casa y prácticamente no despegarme de él, descubrí que mi amor y cuidados también los necesitaba mi hermana. Ahí fue cuando nuestra relación cambió. No miento cuando les digo que se volvió, en ese momento, la persona más importante de mi vida y no es que ahora no lo sea, pero en ese momento toda mi atención era para ella.

Pasábamos horas, sin importar si fuera día o noche, sacandole la leche. Afortunadamente tuvo una producción abundante, pero el dolor la hacía no poder hacerlo sola. Un día la escuché llorar, subí a su habitación y le pregunté qué sucedía.  Ella me contestó muy triste: “no puedo darle de comer al bebé porque me duele”. En ese momento  literalmente tomé el tiraleche y la ordeñé. Esa se volvió una rutina de todos los días, un rutina que no tienes idea cuánto disfruté porque amaba ser parte de ese momento, pero no solo eso, amaba sentir ese lazo con mi hermana.

 El tema de la cesárea. ¡Uy qué tema! no sabes qué complicado es porque implica una cirugía mayor. Quería cargar a mi pobre hermana porque era un dolor tan inmenso el que sentía y aún así debía aventarse todo el paquete.

Yo tengo un poco de miedo a la sangre y las heridas. Bueno no un poco, bastante, la verdad, pero en ese momento no importaba. Le curaba su herida porque, para mí, nadie lo iba a poder hacer mejor que yo. A eso me refiero con los lazos que se crean, la conexión se vuelve tal que esas fobias quedan fuera, solo quieres ayudar.

Ahora entiendo por qué a muchas mujeres les da baby blues o depresión postparto. Todo lo que sufren para traer a un bebé al mundo y de pronto quedan en segundo plano. Es inevitable, nos volcamos a amar al bebé y no es malo, pero podríamos tener un poco más de empatía y darles ese lugar y amor que también necesitan las nuevas mamás. Que te salga un niño del interior no es cualquier cosa, definitivamente son las protagonistas de esa historia de amor, aunque con algo les es robado el foco totalmente en cuanto nacé el bebé.

Es muy importante poner atención a esas mamás nuevas, hay que consentirlas, quererlas, cuidarlas para tratar de evitar la depresión posparto. En primer lugar, porque es complicado poder lidiar con una nueva rutina como la de una mamá y de pronto sentir soledad y no saber qué sucede. En segundo lugar, porque todo lo que la mamá siente es lo que el bebé recibe en su alimentación, en su humor y en todo lo comparten.

Aprende a observar a las mamis nuevas y a entender todo eso que traen cargando.  Seamos empáticos y en familia démosle la bienvenida a esos bebitos preciosos, pero sin olvidar a quienes lo trajeron al mundo. Consintamos a nuestras mamitas, son muy lindas esas experiencias.

Y tú, ¿recuerdas cuál es el recuerdo más bonito que viviste con esa mamá espacial a la que apoyaste?

Giselle Guzmán Love, “La tía Gis”.

Apenas 37 años, comunicóloga de profesión y viajera de corazón, perteneciente a la comunidad LGBT+, en búsqueda de equidad e inclusión, la mayor de 4 hermanos, de familia inclusiva y tía del sobrino más increíble y precioso del mundo