Esta mañana, Daniela recibió una notificación en su celular: su mejor amiga subió el video de los primeros pasos de su bebé, de ocho meses de edad, con la pregunta: “¿y el tuyo, para cuándo?” Atónita, se preguntó qué hacer para que su nena, de la misma edad, comenzara a caminar. ¿Se debe promover que camine pronto o es mejor estimular el gateo?
Si estás en un caso parecido, no te agobies y resiste la presión de tus familiares y amigos por ver a tu bebé caminar. Olvídate de ponerle clara de huevo detrás de las rodillas. Y ni se te ocurra meterlo a una andadera, mejor, ¡déjalo gatear!
Antes de caminar, lo mejor es que tu hija o hijo gatee, pues quien no lo hace, al caminar se cae con frecuencia, choca con las cosas, mete los pies o se tropieza. “El desarrollo normal de un bebé tiene una secuencia estructurada y no se debe alterar”, dice María del Pilar Ibarra Reyes, especialista en neurodesarrollo infantil y miembro del Departamento de Seguimiento Pediátrico en el Servicio de Estimulación Neuromotora, del Instituto Nacional de Perinatología (INPer).
La experta explica que el gateo es “el desplazamiento que hace el niño entre los siete y los nueve meses, utilizando cuatro puntos de apoyo: dos manos y dos rodillas. Este movimiento debe realizarse con un patrón alterno y manteniendo el pecho y el abdomen paralelo a la superficie y sin tocarla”.
Entre los múltiples beneficios del gateo, esta habilidad también:
Para poder gatear se necesita control del cuerpo contra la gravedad, más que fuerza: “hay que preparar al bebé poniéndolo boca abajo, desde los dos o tres meses, cuando ya controle su cabeza”, explica la maestra Ibarra Reyes. Al hacerlo, también lograrás que se siente más rápido, y para los siete y los nueve meses aparecerá el gateo.
Coloca juguetes en un tapete y juega con tu bebé mientras está boca abajo, siempre con los brazos al frente. Empieza con 10 minutos y ve aumentando el tiempo.
Muchas mamás y papás se emocionan cuando el bebé comienza a arrastrarse y piensan que ya está gateando, pero este movimiento “es un prerrequisito para poder gatear. Se puede decir que es una fase de preparación, pero el arrastre no es gateo”, dice la experta.
Si un niño o niña que no gateó se tropieza o se cae con frecuencia, la especialista Ibarra Reyes recomienda buscarle una actividad compensatoria que favorezca la coordinación, como karate, taekwondo o gimnasia.
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