Napoleón Bonaparte, conocido como uno de los líderes más destacados de la historia, dejó una marca imborrable en el mundo. Sus habilidades militares y tácticas revolucionarias lo llevaron a convertirse en el primer cónsul y, más tarde, en el emperador de Francia.
Hablar de acontecimientos históricos no es lo más sencillo del mundo, hay muchísimas personas a las que no les interesa en lo más mínimo saber acerca del pasado y muchas otras a las que se les complica poder llevar el hilo de los hechos.
Yo digo que si le damos un pequeño giro a la manera de ver la historia quizá pueda ser más sencillo aprenderla, por ejemplo, se puede entender como un gran videojuego o quizá como una película de aventuras plagada de efectos especiales en las escenas que son de mayor interés.
¿Quién fue Napoleón Bonaparte?
Uno de los personajes más interesantes y conocidos de la historia universal es un señor que se llamó Napoleón Bonaparte, él era muy astuto e inteligente, logró dominar a casi todo el continente europeo ya que sus estrategias militares eran muy sorprendentes y casi siempre lograba derrotar a su enemigo.
Este hombre vivió un poquito más de medio siglo, nació el 15 de agosto de 1769 y murió el 15 de julio de 1821. De niño vivía en una pequeña isla francesa llamada Córcega (en donde había nacido) pero como le gustaban mucho las matemáticas y además era muy bueno en ellas, logró entrar a un importante colegio militar, fue así como su destacada inteligencia lo llevó al que sería su destino: ser uno de los mejores estrategas de la historia.
Napoleón en París
En 1785, al terminar la escuela, Bonaparte recibió en grado de Teniente de Artillería en París, esto significa que no era un soldado cualquiera, ya tenía un rango de cierto poder y reconocimiento. Cuatro años después, en la capital francesa inició una de las guerras más importantes del pasado, la Revolución Francesa, en la que Napoleón luchó en contra de la Monarquía Absoluta que hasta ese entonces gobernaba su país; durante la Revolución el nombre de Napoleón Bonaparte tuvo mucho reconocimiento, fue entonces que comenzó a figurar como un militar distinguido.
Como parte de la Revolución Francesa, en 1796 Napoleón fue enviado a Italia para pelear contra el ejército austríaco (que estaba en guerra con Francia), y aunque la intención del Directorio —organismo que dirigía Francia después de haber derrocado al Rey— era que Bonaparte perdiera y en consecuencia disminuyera su fama y renombre (que iba en aumento), sucedió todo lo contrario. La gran visión y estrategia del militar le dieron la victoria sobre los austríacos, por lo cual logró recibir el mando supremo de las fuerzas italianas. Poco después viajó a Egipto para lograr tomar las rutas comerciales de Inglaterra, sin embargo, fue derrotado por los ingleses, aunque esto no impidió que a su regreso a Francia fuera recibido como un verdadero héroe.
El estratega solitario
Los biógrafos historiadores describen a Napoleón Bonaparte como un hombre amante de la soledad, las ciencias abstractas, así como de las matemáticas, la historia y la geografía, de carácter reservado, pero sobre todo ambicioso. Muy seguramente esa ambición fue la que hizo que un año después, el 18 de noviembre de 1799, Napoleón diera un golpe de estado, proclamándose cónsul, jefe de gobierno y comandante en jefe del ejército, además de atribuirse todas las potestades ejecutivas y legislativas de Francia, es decir que él solito decidió ser el hombre que gobernaría su propio país, así, solo porque él lo decidió, ¿qué te parece?
A partir de ese año parece que Napoleón Bonaparte no descansaba nunca, su mayor anhelo era ser el hombre más poderoso del mundo; conquistó prácticamente a toda Europa, desde Francia y hasta los países que limitaban con Rusia. Además, en lo que a Francia respecta, creó un organismo que se llamaba Consulado, que era el encargado de gobernar, aunque él era el cónsul más importante de tres, y después se nombró cónsul vitalicio (que dura toda la vida), en pocas palabras él quería ser el único que mandara en su país.
El legado de Napoleón Bonaparte
Muchas de las cosas que Napoleón hizo en esa época fueron buenas, por ejemplo creó Banco de Francia y además se ocupó de redactar leyes para su nación, como el Código Napoleónico que establecía cosas como la igualdad jurídica para todos los ciudadanos, la individualidad de la propiedad, la libertad de trabajo, el principio de laicidad (o sea que el gobierno debía ser independiente de la Iglesia), la libertad de conciencia y la separación del gobierno en 3 poderes (ejecutivo, legislativo y judicial).
A pesar de que fue hecho en 1804, este Código aún sigue vigente (claro que con modificaciones que se han hecho de acuerdo a cómo ha cambiado la vida de Francia), además de que ha servido de base o ejemplo para que muchos otros países hagan sus propias leyes.
Se dice que Napoleón descubrió que quería ser asesinado y para protegerse, tomó la decisión que ser nombrado Emperador, lo que sucedió el dos de diciembre de 1804 en la hermosa catedral de Notre Dame en una ceremonia comandada por el Papa de esa época, que se llamaba Pío VII.
¿Cómo termina esta aventura?
El Imperio de Napoleón Bonaparte duró 10 años, tiempo en el que distintos países europeos se unieron para tratar de vencerlo, pero de verdad que era muy inteligente y siempre salía vencedor, aunque el país contra el que nunca pudo ganar fue Inglaterra, de hecho, fue el ejército inglés, que se había aliado con Austria, Rusia, Prusia, España y Portugal, el que logró capturarlo y vencerlo en la batalla de Leipzig en 1813. Napoleón tuvo que abdicar (o sea renunciar a su corona de emperador) en 1814.
Aunque Bonaparte fue obligado a ir a vivir a una isla, lejos de París, en 1815 volvió a Francia y luchó de nuevo por el control, sin embargo, fue derrotado de nuevo por los ingleses y sus aliados en la llamada Batalla de Waterloo, entonces para asegurarse de que no volviera nunca, fue llevado a vivir (exiliado) a la isla Santa Elena, una de las más lejanas del mundo —está en medio del océano Atlántico, cerca de África— donde pasó los últimos años de su vida, hasta que murió en 1821.
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