¿Por qué a tu bebé le gusta sentarse en tu regazo cuando trabajas?

Muchas mamás y papás en el mundo se quedaron trabajando de forma híbrida en la casa y la oficina después de la pandemia. Uno de los más grandes retos de quienes están bajo este esquema es realizar sus tareas mientras cuidan a sus hijos pequeños. Pero hay un comportamiento en los niños que se repite y que llama mucho la atención, aunque les pongas juguetes, libros, colores o la tele, parece que siempre desean estar al lado de sus padres. ¿Por qué a tu bebé le gusta sentarse en tu regazo cuando trabajas en casa sin importar cuánto intentes distraerlo?

La razón por la que los niños pequeños, e incluso algunos grandes quieren estar junto a sus papás es simple y conmovedora. Mi hija tiene diez años y los días de consejo técnico en la escuela se pone una silla al lado de mí para hacer sus deberes. Tiene su cuarto, la sala, el comedor, incluso hay una mesa en el patio que puede ocupar pero ella prefiere sentirse acompañada, cerca de mí.

¿Por qué tu bebé quiere sentarse en tu regazo?

La Dra. Elizabeth Berger, psiquiatra infantil y autora del libro Raising Kids with Character, explica que los niños consideran el regazo de mamá o papá como un espacio seguro. Tus hijos te aman, pero además, tu calor y tu confort los hace sentir tranquilos.

“Cuando los niños son bebés, pasan mucho tiempo en nuestros brazos y regazos. Este tiempo íntimo juntos es donde los niños son alimentados, entretenidos y consolados”, dice la Dra. Laura Vogel , psicóloga licenciada y directora de servicios terapéuticos en Momentous Institute en Dallas, Texas, a Romper Magazine.

Este comportamiento puede enloquecerte, en especial si estás entre juntas, informes y llamadas, pero recuerda que tus hijos no serán niños por siempre. Por desgracia llegará el día en que prefieran su independencia a estar a tu lado.

Joepa Cachola Andres, mamá y miembro del grupo de facebook Smart Parenting Village, comparte que a su bebé de 10 meses le encanta sentarse en su regazo, pero a veces su pequeño también se contenta con sentarse a su lado. 

“Nuestro regazo se convierte en un espacio seguro asociado con emociones cálidas y amorosas. Es donde los niños aprenden a regular su cuerpo y calmar grandes emociones. Vemos a los niños volver a nuestro regazo como una forma de conectarse o sentir tranquilidad”.

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Otras razones por las que los bebés buscan el regazo de sus padres

Los bebés disfrutan de sentarse en el regazo de sus padres porque les brinda seguridad emocional, fortalece el vínculo afectivo, estimula sus sentidos, les proporciona comodidad física y les permite interactuar y jugar de forma cercana y afectuosa.

Cercanía emocional.

El regazo de los padres brinda una sensación de cercanía y seguridad emocional para los bebés. Al estar en contacto directo con sus padres, sienten su calor, su ritmo cardíaco y su respiración, lo cual les proporciona tranquilidad y les hace sentir protegidos.

Vínculo afectivo.

Sentarse en el regazo permite establecer un vínculo afectivo más estrecho entre los padres y el bebé. Al interactuar desde esa posición, los padres pueden abrazar, acariciar y besar al bebé, lo cual fortalece el lazo afectivo y fomenta el apego seguro.

Estimulación sensorial.

Estar en el regazo de los padres ofrece al bebé una experiencia sensorial enriquecedora. Pueden explorar el entorno desde una posición privilegiada, observando el rostro y las expresiones faciales de sus padres, escuchando su voz y percibiendo diferentes estímulos táctiles.

Comodidad y apoyo físico.

Sentarse en el regazo proporciona una base estable y segura para el bebé. Los padres ofrecen un sostén físico que les permite mantener una postura erguida y explorar su entorno de manera más cómoda. Además, estar en el regazo puede aliviar la presión sobre sus piernas y pies cuando aún no tienen la fuerza suficiente para mantenerse de pie o caminar.

Interacción y juego.

Estar en el regazo facilita la interacción y el juego entre padres e hijos. Desde esta posición, los padres pueden jugar con el bebé, cantarle canciones, contarle cuentos, hacerle cosquillas, entre otras actividades lúdicas que promueven el desarrollo cognitivo y emocional del bebé.

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¿Hay formas de redirigir ese comportamiento?

Laura Voguel indica que sí, pero dependerá mucho de la edad de tu hijo. Si tiene menos de tres años, todavía está aprendiendo a manejar sus emociones y necesita que lo apoyes, pero a medida que crece podrás brindarle esa tranquilidad enseñándole sobre el espacio personal.

 “Un enfoque es simplemente decir: ‘En este momento, mi regazo no es para sentarse, pero puedes sentarte a mi lado’. Durante este tiempo, concéntrate realmente en su hijo. Abrázalo, haz contacto visual, dale lo que está buscando. Ahora debes redirigirlo para que se siente a tu lado y no sobre ti, luego continúa con lo que estás haciendo, tu hijo buscará naturalmente más conexión, lo que significa es probable que se arrastre nuevamente a tu regazo, pero poco a poco entenderá”, dice Vogel a Romper.

Pero si vuelves a por qué los niños nos buscan y les das esa conexión dejándolos sentarse a tu lado, esa “necesidad” se llena de una manera diferente .

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No te enojes si tu bebé quiere sentarse en tu regazo

Que nuestros niños quieran sentarse en nuestro regazo, que deseen sentir nuestra calidez es normal. Enojarse porque necesitas hacer otras cosas es contraproducente y puede resultar en una redirección frustrada que aumenta el deseo del niño de querer estar sentado en tus piernas, es decir, va a querer estar cntigo aún más.

Eventualmente los niños van a querer más independencia, así que aprovecha que hoy quiere estar a tu lado. La terapeuta familiar Virginia López agrega que el amor es el idioma que los bebés y los niños entienden mejor.  “Es saludable que los niños quieran sentarse con sus padres: buscan afecto, calidez, mimos, conexión física y quieren que les presten atención”.

 Esta muestra de cariño no solo nutre tu vínculo, sino que también tiene varios efectos en tu hijo. Un estudio realizado en 2013 y publicado en la revista científica PNAS muestra que “la calidez y el afecto de los padres protegen a uno contra los efectos nocivos del estrés tóxico de la infancia”.  Además, proporciona una mayor autoestima en los niños, una mejor comunicación entre padres e hijos y menos problemas psicológicos y de comportamiento.

Así que si tu bebé quiere sentarse en tu regazo o estar a tu lado, tranquila, sé paciente, sigue trabajando mientras lo apapachas, los niños necesitan de esos momentos de conexión, más si son pequeños. Después de los tres años, verás que van cambiando, pero siempre que te necesiten procurarán tu cercanía, no se las niegues.

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